La REGULACIÓN DEL ESPACIO

 

Introducción:

Julio Verne en su novela De la Tierra a la Luna en 1865 aventuró que los cohetes saldrían al espacio desde la península de Florida, que los primeros lanzamientos serían tripulados por animales (¿recuerdan a la perrita Laika?) en 1957; pero lo cierto es que, desde el punto de vista jurídico, no tenemos doctrina hasta 1932, año en que el abogado checo Vladimir Mandl publicó su libro El derecho espacial, donde refleja el problema de viajar a través del espacio y defiende que el Derecho del espacio ha de ser una rama jurídica independiente pero regida por los principios del derecho del mar y la ley del aire.

 

Y si resulta fascinante la literatura y su creadora belleza tanto o más fascina la capacidad de conjunción de normas y regulaciones que entre todos nos brindamos, para satisfacción del conjunto de la humanidad y en evitación de peligros y tentaciones abusivas, que no por humanas son permisibles ni aun comprensibles: esa es la grandeza del derecho, y de la globalización, de la globalización de las ideas, de las hazañas y de normas reguladoras que, con el mismo efecto que la Declaración de Derechos Humanos, nos procuran la homogeneización de la dignidad.

 

Veinte años después de que se publicara el libro del Vladimir Mandl, el profesor de la Universidad de Colonia (Alemania), Alex Meyer, durante el III Congreso Internacional Astronáutico que se celebró en Stútgart (1952) afirmaría que en el futuro, las naciones deberán llevar a cabo un convenio en el que acuerden abstenerse de utilizar el espacio exterior con fines bélicos.

 

Ahora bien, ¿dónde  empieza el espacio exterior? Pues bien,  la Federación Aeronáutica Internacional sitúa la frontera entre la atmósfera y el espacio exterior en los 100 km. sobre el nivel del mar, en la llamada Línea de Kármán, donde nuestro planeta aparece rodeado por ese halo blanquiazul  antes de perderse en la negra espesura del espacio exterior, antes de ser el espacio.

 

Y será a partir del 14 de octubre de 1957, momento en que  los soviéticos lanzaron al espacio el satélite Sputnik 1 cuando dará comienzo la era espacial, cuando por primera vez el ser humano contempla desde el espacio exterior la serena belleza azul de nuestro planeta (“Though I’m past one hundred thousand miles I’m feeling very still”, Space Odity), y se  inicia una frenética carrera entre las superpotencias del siglo XX por ser los primeros en conquistar esa nueva frontera. Y como consecuencia de ello surge la necesidad de establecer “reglas de juego”, destacando el  papel fundamental de la ONU en su desarrollo, lo que confirma ya la globalidad de nuestro entorno y la necesidad de aceptar dicha realidad.

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