LAS PERAS

¿Por qué abunda tanto este término en nuestra literatura, en nuestras conversaciones y giros lingüísticos? ¿Por el fruto que evoca, por las sugerentes formas que encierra la palabra o por la fonética (consonantes líquidas de suave dicción coronadas con las dos vocales mas abiertas de nuestro idioma)?

No sabríamos mantener una sola razón, pero el caso es que desde la expresión  “estar a partir peras”, que significa no llevarse bien con alguien o  “Partir peras”,  romper una relación; hasta tan larga lista como :  “ser la pera” (algo o alguien extraordinario y extravagante) , “ser una perita en dulce” (muy apetecible) , “poner las peras al cuarto” ( reprochar algo); o bien ser un “niño pera” (remilgado) o un “pollo pera” (cursi y creído, un Don Guido cualquiera), Y después la “pera conferencia”, la “de agua”, “la pera muslo de dama”.

Madre mía, cuántas peras, Perales.

 

 

 

 

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