Ser de la cáscara amarga

Es tan variado el surtido de esta expresión que se podrían denominar como omnibus, eso sí, como no podía ser de otro modo, siempre destila un carácter peyorativo, amargo en fin.

“Ser de la cáscara amarga” en el siglo XVIII se decía de aquel que era travieso o pendenciero; sin embargo en el XIX pasó a ser una expresión con que se denominaba despectivamente a liberales, librepensadores o progresistas, pero en el siglo XX son los de izquierdas quienes calificaban así a los conservadores o reaccionarios.

Actualmente “ser de la cáscara amarga” describe a las personas de un carácter difícil, digamos que atravesado: y en todos los casos la cáscara amarga puede asociarse a la del limón.

 

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